Mis amigos dicen que estoy loca, se quejan porque nunca estoy en la ciudad, que me la paso de vaga buscando cuevas y persiguiendo a estos seres que me quitan el sueño. Llevo trabajando con murciélagos en el laboratorio desde hace poco más de tres años. Cuando le cuento a la gente lo que hago, la reacción mas común es decir: son muy feos ¿no te dan miedo?, ¿no son malos? Son muy pocas las personas que realmente conocen los beneficios que estos seres nos brindan mientras dormimos plácidamente. Generalmente termino dándoles un breviario cultural acerca de por qué debemos cuidarlos. Desde niña siempre me ha preocupado la conservación de la naturaleza pues estaba enamorada del bosque de niebla que visitaba cuando era niña. Aunque en la Facultad de Ciencias estaba más interesada por estudiar plantas, después descubrí que había un taller llamado Diversidad, Conservación y Aprovechamiento de Fauna Silvestre y me llamó mucho la atención y entré pensando que iba a abrazar venaditos y salvar jaguares en la selva. Nunca pensé que terminara estando loca por los murciélagos. Así que decidí hacer mi tesis sobre la selección de refugios de los murciélagos más temidos, y en algunos casos odiados, los famosos murciélagos vampiro (Desmodus rotundus) y que sí, efectivamente, se alimentan de sangre, principalmente de ganado. Me gusta mucho viajar, principalmente a lugares embebidos en la naturaleza, nunca podría trabajar en una oficina detrás de un escritorio. Dentro de todo lo que hacemos como investigadores, lo que más me gusta es el trabajo en el campo, pues ahí adquieres una increíble agilidad mental y física porque nunca sabes realmente lo que puede pasar, siempre tienes que estar preparado para lo que sea. Cuando le digo a mis amigos que me voy a trabajar por un mes en medio de la selva maya me preguntan si no me dan miedo los jaguares. En realidad cuando voy a campo, lo que me da mas miedo son las serpientes. Y algo que siempre me da escalofríos es ese inevitable momento en el que caminas en la selva y pasas por una telaraña gigante que se te queda embarrada en la cara sin saber si te la llevaste con todo y araña.